domingo, 28 de octubre de 2012

Efectos colaterales


El golpe más duro asestado al infierno, fue cuando la Inquisición llenó el cielo de santos.

Concurso


 
Subió al escenario dispuesta a ganar el concurso de “La mujer del año”. El presentador oficial leyó su Curriculum: No se divorció a pesar de los malos tratos, no renunció al trabajo a pesar de que debía
servir a su familia en todo, no dejó de estudiar a pesar del trabajo y de la atención de los hijos y jamás renunciaría a la lucha por lograr la igualdad de la mujer.
Cuando se expidió el jurado, le colocaron el chaleco de fuerza. No sea cosa que pretenda ser feliz.
 

Pájaros ciegos


Lo vio venir. Observó cada uno de sus movimientos, su forma típica de mover los brazos al caminar, ese tic que lo “obligaba” a mover la cabeza de un lado a otro pasando el mentón casi pegado al pecho, sus labios
pronunciando palabras en silencio y gesticulando con los músculos de la cara. No había dudas, era él que regresaba como lo hubo hecho tantas otras veces después de ausencias prolongadas. Salió corriendo a recibirlo con los brazos extendidos como queriendo abarcarlo todo, incluyendo su misteriosa interioridad. Pero él levantó vuelo y se internó en la arboleda del parque. Desde la rama más alta de donde pendía un nido nuevo, le trinaba invitándola. Ella sintió la fuerza del llamado y vio que la piel se le erizaba hasta sangrar y que, sus brazos aún extendidos, comenzaron a emplumarse.
En los balcones y en las calles de la ciudad, cientos de pájaros ciegos ignoran la existencia de la libertad.

Lágrimas inoportunas


Juanita volvió del colegio mostrando orgullosa el dibujo de "mi familia" que hizo en la clase de dibujo aquel día. Todos admiraban la postal y exhaltaban la habilidad artística de la niña; sólo mamá advirtió que el papá estaba dibujado sin manos. Y lloró.

sábado, 13 de octubre de 2012

Descuido



Oleo - Víctor Agea

Siendo aún muy joven descubrió la espiritualidad y se dedicó a cultivarla. Podría decirse que su vida misma era un tratado de ascesis; pero cierto día, en trascendental meditación, cayó en la cuenta que ese espíritu iluminado vivía en un cuerpo físico igualmene bello, dotado de ciertas cualidades que lo hacían capaz de experimentar  estímulos y sensaciones placenteras y que, además, podían ser armonizadas: Cuerpo y espíritu como un todo existencial. Entonces quiso cultivar también su físico, pero ya era un poco tarde: le habían crecido alas contra natura.