-Si no me necesitas, hazme útil –dijo la sombra con voz de ultratumba después de que el exorcista la rociara con agua bendita.
-Te conmino –bramó el hombre ataviado en sus sacros ornamentos-, a caminar tras mis pasos sin hacer ruido hasta el último día de mi vida.
Desde que murió el exorcista, las dos sombras caminan juntas por las noches arrastrando cadenas. Al menos ahora los jóvenes vuelven temprano a casa.
-Te conmino –bramó el hombre ataviado en sus sacros ornamentos-, a caminar tras mis pasos sin hacer ruido hasta el último día de mi vida.
Desde que murió el exorcista, las dos sombras caminan juntas por las noches arrastrando cadenas. Al menos ahora los jóvenes vuelven temprano a casa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario