sábado, 4 de febrero de 2012

Insolencia


El debil (de principios) barco se acercaba peligrosamente. Desde el puente de mando, el novel pirata oteaba el horizonte infinito. Subrepticiamente gritó: ¡eaarth!! levantando su brazo izquierdo y señalando con su garfio el montículo divisado a lo lejos. 
¡Malvinas!, acotó el loro santiagueño que posaba sobre su hombro, e inmediatamente fue decapitado.

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