jueves, 20 de junio de 2013

El Color de los gustos

La bella soñadora cerró los ojos, contuvo el aliento y besó al sapo. Inmediatamente el batracio se convirtió en el bello príncipe azul que ella tanto había soñado. Él la abrazó fuertemente y en un impulso sediento, selló su boca besándola con frenesí. Ahí fue, entonces, cuando ella se convirtió en la rana verde que a él tanto le gustaba; especialmente sus ancas con arroz a la andaluza.

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