martes, 14 de febrero de 2012

Consecuencias


Era un día sublime. Corinto lucía sus mejores galas, y el templo convocaba a cientos de fervorosos fieles que venidos desde la diáspora, se agolpaban dispuestos a cumplir con sus promesas.
Cuando el fiel devoto, en aras de su sacrificio personal ofrecido a la Diosa, quizo tomar parte en el rito de la prostitución sagrada, no consiguió la erección deseada y la sacerdotiza no tuvo más remedio que excomulgarlo por ateo.

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