Oleo - Víctor Agea |
Siendo aún muy joven descubrió la
espiritualidad y se dedicó a cultivarla. Podría decirse que su vida misma era un
tratado de ascesis; pero cierto día, en trascendental meditación, cayó en la cuenta que ese espíritu iluminado vivía en un cuerpo físico igualmene bello, dotado de ciertas cualidades que lo hacían capaz de
experimentar estímulos y sensaciones
placenteras y que, además, podían ser armonizadas: Cuerpo y espíritu como un todo existencial. Entonces
quiso cultivar también su físico, pero ya era un poco tarde: le habían crecido alas contra
natura.
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