Esa noche, habían hecho el amor con pasión desbordante. Ella conocía todos los secretos del amor y él poseía una virilidad subyugante; sin embargo esta vez, quedó extasiado y cayó en profundo sueño.
Al despertar, ella ya no estaba y él descubrió que le había arrancado los genitales de cuajo. Aturdido, entró en pánico. Al verse despojado de su más caro atributo, echó a correr alocadamente hacia el mar buscando ahogar su dolor en las oscuras profundidades.
Al llegar, vio que allí lo esperaba ella rodeada de una corte de nereidas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario